Cocina Territorial, Productos

En un grano de Sal: territorio, historia y trabajo.

La sal es un producto de la comunicación entre el paisaje natural y nosotros, los humanos. Su importancia radica tanto en nuestras necesidades biológicas, como en nuestros usos sociales. Primero, por sus propiedades antibacteriales, para la conservación de alimentos (en la actualidad sabemos que la sal es utilizada para la elaboración de charqui y encurtidos) y su condimentación, y luego incluso para purificar nuestro cuerpo o nuestro espacio. La sal que mayormente consumimos en nuestro país proviene de minas de sal gema ultraprocesada con adiciones químicas artificiales. Sin embargo, en las costas de Chile central tenemos un tesoro, natural, nutritivo, y altamente beneficioso para nuestra salud al consumirla en cantidades adecuadas; La Sal de Mar.

SALINERAS, LO VALDIVIA
Comuna Paredones

Además de estar constituida por minerales que ayudan a nuestro organismo a regular la presión sanguínea, la propagación de impulsos nerviosos, e incluso a una composición sana de la sangre, la sal de mar se diferencia de la sal gema porque constituye un modo de vida; una compleja y armoniosa red de relaciones entre un grupo humano (una familia), con su territorio.  Esta convivencia entre humanos y naturaleza, este sistema adaptativo, es un saber particular, que desde el amor a la tradición se ha transmitido de generación en generación hasta nuestros días.

Como sabremos, un territorio en específico, con condiciones geomorfológicas y climáticas específicas, da lugar a prácticas culturales particulares. Así, para existir, nuestra sal necesita al mar, un estero, viento y temperatura manifestada en una Salina. Su existencia se define desde la evaporación natural del agua marina. Ello implica que encontramos sal de mar disponible sin intervención humana en pocos lugares del planeta. 

En el pasado, había Salinas naturales en toda la costa de Chile central, según Daniel Quiroz, Patricio Poblete y Juan Carlos Olivares (1986), las podíamos encontrar distribuidas entre las desemboca- duras d e los ríos Maipo y Mataquito; entre ellas las Salinas de El Convento, en la desembocadura del Estero de Yali, las Salinas de Cahuil, en la desembocadura del Río Nilahue, las Salinas de Bucalemu, en la desembocadura del Estero Paredones, las Salinas d e Boyeruca, en la desemboca- dura del Estero San Pedro de Alcántara, lasSalinas de Llico,en la desembocadura del Río Mataquito. También existían las Salinas de Pullalli, en la desembocadura del Estero La Ligua, las Salinas de Los Lobos y San Rafael, cerca de Quintero y las Salinas de El Tabo o Las Cruces, en los alrededores de Cartagena. Sin embargo, debido al acervo de la modernidad y las tecnologías de mercado, prácticamente las podemos encontrar en nuestra región en exclusiva, específicamente en Cahuil en la desembocadura del Río Nilahue, Bucalemu, en la desembocadura del Estero Paredones y Boyeruca, en la desemboca- dura del Estero San Pedro de Alcántara. He aquí la importancia de aprovechar lo que nuestra identidad territorial nos exige. 

Si quisiéramos ubicar en la historia la extracción y producción de Sal de Mar en nuestra región, los registros indican que actividades de extracción “naturales”, o al menos de conocimiento sobre la existencia de las Salinas por parte de los nativos de nuestra zona (a quienes los Incas llamaron promaucaes-salvajes- y a quienes la academia ha llamado picunches), parecen haber existido desde tiempos anteriores a los españoles, quizás, durante los años de invasión Inca (1463-1525). Por otro lado, la construcción de las piezas o estanques artificiales se remonta al menos a principios del siglo XVII.  Para comprender la práctica tradicional de la producción de Sal de Mar tal como la conocemos hoy, es necesario entonces tener esta información en consideración en tanto aquello que demuestra una hispanización de la actividad salinera que ya llevaban a cabo (a pequeña escala y sin técnicas y ordenadas en un sistema productivo) los nativos. Ésta, refiere a la introducción de herramientas y técnicas heredadas incluso desde Roma. Esta manera de producir fue utilizada tanto por europeos como nativos a partir de aquellos tiempos, sufriendo muy pocas alteraciones hasta el día de hoy. 

Este proceso de la Sal, que abarca principalmente las etapas de desbarre (limpieza de las piscinas, piezas o cuarteles), preparación de las aguas (traspaso de una pieza a otra), secado, cuajado y ensacado, se levanta hoy en día como lo que el antropólogo Cristian Morales ha llamado “triada patrimonial”; primero patrimonio natural (geografía y paisaje), luego patrimonio cultural material (herramientas utilizadas) y por sobre todo patrimonio cultural inmaterial (referida a la práctica y las técnicas tradicionales de producción y extracción). 

En la Cosecha

En el año 2008, los salineros y salineras en Cáhuil, Barrancas, La Villa, Lo Valdivia y Yoncabén son reconocidos por el gobierno chileno como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial del país. Es importante mencionar este acontecimiento pues son ellos, los salineros y sus familias, habitando su propio arraigo identitario, quienes han logrado mantener y reproducir este proceso de extracción tradicional de la Sal de Mar. Pese a los embates de la modernidad, a la urbanización de la zona, a las restricciones mercantiles que les impiden vender su sal de manera formal, y los conflictos de propiedad y mediería que se les han presentado durante muchos años, estas familias han logrado la pervivencia de la tradición a punta de trabajo y amor, tanto por su manera de vivir, como por su territorio, que se levanta para cualquiera, como aquel espacio en que las categorías de lo natural, lo humano y lo divino, se hacen uno. 

Lalo Gaete y Lalo Pulgar, Salineros de Cahuil

Fuentes:

Quiroz, D., Poblete, P., & Olivares, J. C. (1986). Los Salineros en la costa de Chile Central. Revista Chilena de Antropología, (5).

Quiroz, D. (2010). Los salineros de las costas de Chile central: Historia, sistemas productivos y herramientas. Santiago de Chile: Centro de Documentación de Bienes Patrimoniales.

Morales, C. (2019). Sal y salinas en Pichilemu. De la sal como materia a la cultura material de la sal. Bajo la Lupa, Subdirección de Investigación, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. 

Tesis: Fahrenkrog, K. (2009) SALINAS DE CAHUIL.Una etnografía sobre la actividad salinera en Cáhuil, Barrancas y La Villa. Tutor: José Bengoa .Universidad Academia de Humanismo Cristiano.  

Sistema de información para la Gestión Patrimonial:http://www.sigpa.cl/ficha-elemento/tradicion-de-salineros-y-salineras-en-cahuil-barrancas-la-villa-lo-valdivia-y-yoncaben

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